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Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos.

Aristóteles

Etapa 1: Armonización en el circuito sensorial​

A los pocos minutos de haber iniciado la caminata, cuando el cuerpo se ha empezado a activar y los sistemas empiezan a funcionar, realizamos la primera actividad de relajación, desestrés y armonización. En un emplazamiento con algunas de las encinas más viejas de la finca, al borde de un campo de cultivo, y con un “marge” de piedra en seco con una solera incomparable como telón de fondo, se sitúa el circuito sensorial. Es un circuito diseñado para estimular los sentidos que menos se utilizan en la vida diaria, por lo que se propone hacerlo descalzo y con los ojos tapados.

 

El circuito consta de una primera zona donde se camina por encima de diferentes materiales típicos de la zona, tanto vegetales como minerales, muchos de los cuales nos los encontraremos y podremos identificarlos a lo largo de toda la excursión. Este breve pero intenso circuito activará la circulación en nuestro cuerpo gracias al contacto y a los cambios de temperatura. Esta zona incluye un tramo opcinal para hacer equilibrio a lo largo de unos troncos, lo cual estimula el sentido del oído. Así mismo también hay una zona sensorial para las manos, con diferentes granos y frutos, y una zona olfativa donde poder identificar algunas de las plantas medicinales y aromáticas. Para completar la estimulación sensorial, se realiza una breve cata de los productos mallorquines que más adelante se disfrutarán. 

 

Esta fase es dinámica, divertida, sorprendente y con una componente educativa desde el punto de vista práctico. Después de esta breve pero intensa parada nos encontramos en un renovado estado emocional y físico, listos para continuar con la experiencia...

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