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Disfruta sin prisas y con  pausas. 

​La finca

La finca de Can Regalat tiene toda su superficie bajo distintos grados de protección ambiental debido a su riqueza natural y paisajística. Por el norte linda con el Parque Natural de Llevant, con el que comparte la carretera de acceso. Su encinar de más de 200.000m2 posee la más alta protección debido a su calidad ambiental y a su rica flora y fauna. Es una finca de relieve ondulado donde confluyen tres torrentes que se nutren de las montañas de la Serra de Llevant. Está situada a unos 200m sobre el nivel del mar, mientras que su punto más alto emplazado al norte de la finca, es Castellot, se sitúa en torno a los 350m. Este punto cuenta con unas vistas espectaculares que van desde las montañas de Capdepera hasta Sant Salvador de Felanitx. 

 

Ahora Can Regalat ha decidido aprovechar su riqueza natural y etnológica como atractivos a mostrar. La apuesta por un ocio de corte cultural, deportivo y ecológico son respuesta al incremento del interés hacia este tipo de actividades por parte de turistas y de los propios mallorquines. En Mallorca Rural Experience creemos que para mantener viva la Mallorca rural hemos de crear productos que combinen tradición e innovación. Por ello, hemos restaurado algunos elementos deteriorados y hemos cuidado hasta el último detalle en la instalación de nuevos e innovadores atractivos. Creemos que con el trabajo realizado hemos logrado un producto de alta calidad turística y deseamos que sirva para que todos los visitantes, además de irse con una sonrisa de oreja a oreja, se lleven consigo una idea precisa de lo que es y fue el campo mallorquín.

 

Historia

 

Como la gran mayoría de las zonas rurales de Mallorca, Can Regalat se fue abandonando, ya que la rentabilidad de sus actividades de explotación agrícola, ganadera y forestal fue decayendo a marchas forzadas a raíz de las mejoras tecnológicas y de los transportes. La introducción de nuevos sistemas de cultivo, recolección y cría de los animales mucho más mecanizados y dependientes del petróleo, una de las fuentes de energía que sustituyó al carbón vegetal que también se producía en la finca, el desuso de la cal como material de construcción, superado por las “bondades” del cemento Portland y, en definitiva, un nuevo modo de explotar el campo y el bosque que nada tenían que ver con el método tradicional, hicieron que, tal como sucede en todo el mundo, este éxodo rural fuese inevitable. Por otro lado, el boom turístico mallorquín, hizo que los capitales que se deberían haber invertido en la modernización del medio rural, fuesen a parar a inversiones en otros sectores, mucho más rentables por el bajo precio de los terrenos en la costa, ya que eran difícilmente aprovechables para el cultivo, y por la gran demanda de plazas hoteleras y de complementos turísticos. Esta situación hizo que de una finca que podía dar ocupación a alrededor de 5 familias hace tan solo un siglo, en la actualidad a penas pueda subsistir.


A pesar del abandono progresivo de las actividades productivas tradicionales,  en las últimas décadas Can Regalat ha mantenido la ganadería de ovejas y la caza menor. Los forrajes cultivados en la finca dan alimento a los varios centenares de ovejas que se crían en libertad dentro de la finca, para uso alimentario y extracción de lana. Estas dos actividades que han perdurado han permitido mantener un relativo control del territorio, de su vegetación y de la fauna. Esto, sumado a la mínima presión urbanística ejercida por las diferentes generaciones de propietarios, ha hecho que se conserve un paraje natural incomparable donde aún se puede dilucidar como debió funcionar antaño esta gran “Possessió Mallorquina”.

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